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Frase del día: El Tibet nos esta dejando sin aliento.
19-Octubre-2011
Anoche estuve intranquilo, ya ha llegado el momento de adentrarnos por fin en el Tíbet. Tenemos la incertidumbre de que nos encontraremos y como nos adaptaremos a la altitud. Sentimos presión en la cabeza, en los ojos y no es difícil acabar sangrando por la nariz. Nos sentimos hinchados, igual que un sobrecillo de café que traíamos en la mochila, seguro que la altitud da gases.
Al poco de salir de Lhasa la carretera comienza a ascender, el primer reto del día es el paso "Kamba-la" por encima de los 4700 metros. Desde ahí la vista del lago Yamdrok es asombrosa. El Lago tiene un color azul increíble, pero por desgracia los chinos lo utilizan para general electricidad para la ciudad de Lasha, esto amenaza el nivel del lago y por supuesto su color. Los chinos consideran su central un regalo al pueblo tibetano, éstos una profanación de su lago sagrado. Al fondo aparece el pico nevado del "Nojin Kangtsang", nuestro primer sietemil (7191m).
Continuamos unos kilómetros junto al lago hasta que paramos a comer en Nangartse. Sólo a estos tibetanos se les ocurre poner el restaurante en el primer piso y el WC en el bajo, subir y bajar escaleras a 4400m no es tarea sencilla. Al poco tiempo la ruta comienza a rodearas de montañas, según nos vamos acercando al segundo paso del día. No podemos resistirnos a dar un paseo al conronar el "Karo-la" rozando ya los 5000 metros.
Vemos algunos glaciares cerca de la carretera, también algunos yaks. Aunque hace fresco, la temperatura es agradable y luce un sol espléndido. El cielo es de un azul intenso, totalmente despejado, como uno lo imagina antes de venir. Los proximos días tendremos oportunidad de ver cumbres aún mas altas, esperemos que las nubes sean benévolas.
Por el camino hemos atravesado varios pueblos, todos bastante básicos. Las construcciones son de piedra, mucho más feas que las casas tibetanas de madera de Yunnan, pero aquí no hay arboles. El sustento de estos pueblos es bastante limitado: algo de agricultura donde el terreno lo permite y ganado (ovejas, vacas, caballos y yaks). Se nos hace dura la vida por aquí, con las bajas temperaturas del invierno, la nieve, el aislamiento y la falta de oxigeno.
Cuando llegamos a Gyantse estamos destrozados, cada movimiento resulta agotador. Hemos pasado casi todo el tiempo sentados en el coche, pero tenemos el pulso acelerado y la sensación de que nos faltara el aire para respirar. Las vistas eran bonitas, pero no tanto como para habernos dejado literalmente sin aliento.
Anoche estuve intranquilo, ya ha llegado el momento de adentrarnos por fin en el Tíbet. Tenemos la incertidumbre de que nos encontraremos y como nos adaptaremos a la altitud. Sentimos presión en la cabeza, en los ojos y no es difícil acabar sangrando por la nariz. Nos sentimos hinchados, igual que un sobrecillo de café que traíamos en la mochila, seguro que la altitud da gases.Al poco de salir de Lhasa la carretera comienza a ascender, el primer reto del día es el paso "Kamba-la" por encima de los 4700 metros. Desde ahí la vista del lago Yamdrok es asombrosa. El Lago tiene un color azul increíble, pero por desgracia los chinos lo utilizan para general electricidad para la ciudad de Lasha, esto amenaza el nivel del lago y por supuesto su color. Los chinos consideran su central un regalo al pueblo tibetano, éstos una profanación de su lago sagrado. Al fondo aparece el pico nevado del "Nojin Kangtsang", nuestro primer sietemil (7191m). Continuamos unos kilómetros junto al lago hasta que paramos a comer en Nangartse. Sólo a estos tibetanos se les ocurre poner el restaurante en el primer piso y el WC en el bajo, subir y bajar escaleras a 4400m no es tarea sencilla. Al poco tiempo la ruta comienza a rodearas de montañas, según nos vamos acercando al segundo paso del día. No podemos resistirnos a dar un paseo al conronar el "Karo-la" rozando ya los 5000 metros. Vemos algunos glaciares cerca de la carretera, también algunos yaks. Aunque hace fresco, la temperatura es agradable y luce un sol espléndido. El cielo es de un azul intenso, totalmente despejado, como uno lo imagina antes de venir. Los proximos días tendremos oportunidad de ver cumbres aún mas altas, esperemos que las nubes sean benévolas.Por el camino hemos atravesado varios pueblos, todos bastante básicos. Las construcciones son de piedra, mucho más feas que las casas tibetanas de madera de Yunnan, pero aquí no hay arboles. El sustento de estos pueblos es bastante limitado: algo de agricultura donde el terreno lo permite y ganado (ovejas, vacas, caballos y yaks). Se nos hace dura la vida por aquí, con las bajas temperaturas del invierno, la nieve, el aislamiento y la falta de oxigeno.Cuando llegamos a Gyantse estamos destrozados, cada movimiento resulta agotador. Hemos pasado casi todo el tiempo sentados en el coche, pero tenemos el pulso acelerado y la sensación de que nos faltara el aire para respirar. Las vistas eran bonitas, pero no tanto como para habernos dejado literalmente sin aliento.
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