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Frase del día: Los "Iluminati".
27-Octubre-2011
Nos llama la atención el numero de turistas que hay en Kathmandu, no es que haya una gran avalancha, pero en el Tíbet se hacia extraño ver un rostro occidental. Kathmandu es un destino sencillo, acostumbrado a recibir grupos en viaje organizado. El barrio de "Thamel" ha crecido para cubrir las necesidades de todos los occidentales que llegamos a la ciudad, algo mas limpio y ordenado que el resto (con sus limitaciones). En verdad es una isla que poco tiene que ver con lo demás.
Las calles están saturadas de letreros (no luminosos). Anuncian que allí se apiñan pequeñas agencias de viajes, tiendas de material de montaña, de comestibles, hoteles, restaurantes, etc. Hay un cierto ambiente alternativo: luces de velas, música suave, sentarse sobre unos cojines a la hora de cenar, comprarse un gorro jamaicano o darse un masaje terapéutico. Se nos hace que todo está pensado para cubrir la demanda del que llega, ofreciendo aquello que esperamos encontrar.
Este "show room" tiene sus ventajas. Se puede comer decentemente y por poco dinero puedes equiparte para hacer un trekking por el Himalaya. No importa que las prendas sean de marca o buenas copias, se pueden conseguir mucho más baratas que una burda copia en España. Para el que persiste en su ensoñacion sobre Nepal hay una gran oferta: apuntarse a un curso de respiración yoguica, hacer un tratamiento ayurvedico. No hay peligro, nada de eso agudizará el cuadro clínico que uno ya traía de casa.
Ademas del "mochilero escala montañas" y del "me metí en un grupo organizado y aparecí aquí" hay un biotipo humano, con el que no puedo ser condescendiente (por suerte no abunda demasiado). Es fácil de identificar por sus pantalones bombachos y su mirada perdida. Suelen tomarla con su cuero cabelludo: bien lo afeitan por completo (excepto una pequeña "coletilla") o lo convierten en "rastas" (tan arraigadas en la tradición nepali).
Existen diferentes categorías de este personaje, según el numero de "chakras" que crea tener ya abiertos. Me pregunto por qué eligen Nepal, un sitio al que es fácil llegar, con infraestructuras, clima aceptable, sin dificultades de idioma, etc. El Tíbet ofrecería menos distracciones en esa búsqueda interior, permitiendo reflexionar sobre cosas sencillas como "seré capaz de comerme eso que apesta a Yak" o "la intimidad es solo una ilusión" (cuando tienes que cagar en cuclillas junto a otros).
La idea romántica de paz interior, la música de mantras, unas sesiones de relajación, etc. Ese rollo hippie setentero suena bien y puede encontrarse en Thamel. También se puede encontrar un poco de hachís o un "masaje para disfrutar". Mas difícil veo que uno vaya a encontrarse a si mismo, sobre todo si anda perdido dentro de unos enormes pantalones bombachos.
Las calles están saturadas de letreros (no luminosos). Anuncian que allí se apiñan pequeñas agencias de viajes, tiendas de material de montaña, de comestibles, hoteles, restaurantes, etc. Hay un cierto ambiente alternativo: luces de velas, música suave, sentarse sobre unos cojines a la hora de cenar, comprarse un gorro jamaicano o darse un masaje terapéutico. Se nos hace que todo está pensado para cubrir la demanda del que llega, ofreciendo aquello que esperamos encontrar.
Ademas del "mochilero escala montañas" y del "me metí en un grupo organizado y aparecí aquí" hay un biotipo humano, con el que no puedo ser condescendiente (por suerte no abunda demasiado). Es fácil de identificar por sus pantalones bombachos y su mirada perdida. Suelen tomarla con su cuero cabelludo: bien lo afeitan por completo (excepto una pequeña "coletilla") o lo convierten en "rastas" (tan arraigadas en la tradición nepali).
La idea romántica de paz interior, la música de mantras, unas sesiones de relajación, etc. Ese rollo hippie setentero suena bien y puede encontrarse en Thamel. También se puede encontrar un poco de hachís o un "masaje para disfrutar". Mas difícil veo que uno vaya a encontrarse a si mismo, sobre todo si anda perdido dentro de unos enormes pantalones bombachos.
Está muy interesante ir recorriendo la China con tus ojos, a demás de cronista, te siento como un lazarillo. Que sigas disfrutando
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